MÉXICO Y SUS HABITANTES ABORÍGENES.



Otra de las consecuencias de la independencia de Mexico, la exterminación de las tribus norteamericanas. El siglo XIX fue un desastre para los pueblos nativos de América del Norte. La expansión hacia el oeste de los Estados Unidos se produjo a expensas de sus tierras, su libertad y, a menudo, de sus vidas, un desplazamiento masivo que ocurrió durante un período de tiempo sorprendentemente breve. Entre 1810 y 1895, La escena mil veces repetida en el wéstern según la cual los blancos avanzan con sus carretas por territorio inexplorado y habitado por tribus hostiles que nunca han tenido contacto con el hombre blanco, es completamente falsa, porque obvia la existencia de la verdadera realidad con la que el blanco se tropezó conforme ocupaba la mayor parte de los territorios: un mundo hispanomestizo donde había pueblos y se hablaba español, entre otras lenguas. Más o menos lo mismo que había en Arizpe (hoy, en el Estado mexicano de Sonora), donde Gerónimo nació el 1 de junio de 1821. La localidad fue fundada por el jesuita Jerónimo del Canal, por eso el nombre era frecuente entre los bendokes. Estaban bautizados Gerónimo y sus padres, y se conservan las partidas de bautismo recientemente descubiertas (Apaches. Fantasmas de Sierra Madre, M. Rojas, 2008). Eran sedentarios y productivos, es decir, no se dedicaban a las correrías deprecatorias. Eso vino después, cuando entre las autoridades mexicanas y las estadounidenses no les dejaron otra opción para sobrevivir. Las mentiras de las películas del Oeste conectan con otra maniobra de distracción: la que tapa a los responsables del exterminio nativo de EE UU. "El guerrero más famoso, Gerónimo, “fue bautizado en Arizpe”, reveló el investigador. En la obra incluye copia de un documento de la parroquia de la Asunción de María, en Arizpe, Sonora, que certifica que José Gerónimo (indio), hijo de Hermenegildo Moteso y Catalina Chagori, fue bautizado “el primero de junio a mil ochocientos veinte uno." “En el siglo XIX, de las siete matanzas más grandes, sólo dos fueron perpetradas por anglosajones. Las otras cinco, para vergüenza nuestra, fueron encabezadas por mexicanos”. Llego a ver inserciones publicitarias pagadas por el Estado de California en periódicos locales donde se ofrecía dinero a cambio de cabelleras indias. La idea de pagar con dinero por la presentación de la cabellera como prueba de indígena asesinado se le atribuye al holandés Willem Krieft, quién fuera gobernador de Nueva Amsterdam (actual Nueva York). A mediados del siglo XVIII en Pennsylvania también se ofreció una recompensa de alrededor de 134$ por la cabellera de un indio de sexo masculino y de 50$ por una mujer o niño. Pero incluso en México, a mediados del siglo XIX la costumbre de arrancar cabelleras fue decretada por el gobierno de Chihuahua. Fue conocida como Ley de Cabelleras o Contratas de Sangre, Las gratificaciones por cabelleras. Una táctica del gobierno del estado de Sonora en el combate a los apaches, 1830-1880 Geronimo acabo alcoholizado de feria en feria por los EEUU.... Mostraban al terrible guerrero que atacaba a los pobres colonos... Una tremenda injusticia. Fuente : Libro Apaches... fantasmas de la Sierra Madre de Manuel Rojas.

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